La amargura no llenaba el espacio, de hecho los lugares fueron bastante felices y en el volátil placer de evadir, elaboré una serie de pasos para que fuera efectivo, y lo fue, a pesar de las inquietantes horas para pensar.
Disfruté de la amistad, de los nuevos y de los de siempre, de los que mas quiero y con los que no hace falta nada ni nadie mas, hasta que dieron el gran golpe.
Se que no es correcto, se que era la idea original, que al no cumplirla me hizo sentir mejor, y ahora voy por el error, a sabiendas.
Quizás no tengo motivos, pero no puedo evitar el horror ante tal agresión, que torpe, que siniestro.
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