¿Quieres venir?

Si si si! ¿que si quieres venir?

¿No me escuchas?

Aah!... no.

ah...

...

Extraña

Voy a decir algo que sé que no resultará en algo bueno.

Ahora.

... ahora si. Lo dije.

Casi 10 minutos después no hay respuesta, en realidad si la hay, y es la peor.

No entiendo, es como si se vengaran de algo que no tengo idea de que es, si tan sólo tuviera algunas respuestas. No sé que hice, ni por qué tengo que cargar con ello.

Me pregunto si el error estuvo en el primer salto.

21 minutos de inexistencia.

Un día de aquellos

No sabía por qué.

Ahora lo sé.

La noche hace su trabajo. El jueves trae alegría, espero.

Y es que me sabe a invierno y es primavera.

Y es que sonó como un instante de felicidad, se sintió electrificante.

Me duele la lengua todavía por el té caliente de la mañana, me duelen los sentimientos, pero menos, aprovecharé la anestesia temporal.

Quizás es la tristeza acumulada que ahora atropella por salir, o el sonreír cuando no se debe. O el fingir amor, o el sentir de verdad.

Quizás son los ojos cerrados de los que no quieren llorar. El pecho apretado del que quiere, del que anhela, sin que exista.

Quizás es la lluvia, es la rabia o la calma, el paraguas, la ciudad sin ti, tu sin la ciudad, el recuerdo.

Quizás es el sueño, la piel desnuda, la cabeza sobre tu pecho, tu abrazo confortable, tu inexistencia aparente.